jueves, 1 de julio de 2010

El guardamuebles

La visita a un asilo, especialmente cuando ésta se realiza como espectador, debería realizarse en algún momento de nuestra vida. Conocer la invariable rutina del día a día, observar las caras de sus habitantes, oler el hedor de sus salas, escuchar los murmullos y los insensatos gritos que súbitamente alteran su silencio, resultan experiencias sobrecogedoras. Por la mañana se dasayuna temprano. Después se pasa a la sala de estar, a la espera de la hora de comer. Tras la comida, a la sala de estar, a la espera de la merienda y, tras la merienda, la espera hasta la noche, en que los vejestorios se desplazan a sus habitaciones a dormir hasta la mañana siguiente. En definitiva, una vida a la espera de que llegue la muerte, que es la única vía de terminar con esa tortura humana.
La vida y la importancia del individuo están íntimamente relacionadas y, pese a lo que predican las consignas oficiales, la vida de los viejos no vale nada. Y esto es así no por una ausencia de su valor intrínseco sino por las denigrantes condiciones en las que se desenvuelve y la falta de dignidad que la rodea. Si esta valoración se realiza desde el punto de vista económico, el planteamiento resulta opuesto, ya que resulta sorprendente lo que las familias están dispuestas a desembolsar para desembarazarse de la molestia que ocasiona un viejo. Por lo tanto, el valor de su vida lo podemos medir de una forma sencilla relacionando los ingresos familiares y los costes del guardamuebles.
Básicamente, la situación es que los viejos nos molestan, pero no tanto para que deseemos su muerte o que seamos capaces de facilitársela. Aceptamos que sufran la soledad y la falta de dignidad de su nueva situación penitenciaria pero no les permitiremos jamás que acaben con su vida. Así, nos quedamos todos mucho más tranquilos sobre nuestra conducta, ya que estamos dispuestos a desembolsar lo que sea necesario para resolver la papeleta, a cambio de una embarazosa visita trimestral para comentar con él o ella lo contento que debe estar por estar tan bien tratado por los serviciales asistentes sociales, y todo ello sin que se nos caiga la cara de vergüenza. Enhorabuena a todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario