jueves, 14 de julio de 2011

Gandhi

Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa

miércoles, 8 de junio de 2011

Menú ejecutivo

En los restaurantes de Madrid está de moda ofrecer el, así llamado, "menú ejecutivo". Mi interpretación es que se trata de una estrategia que, a base de adular al consumidor con una comparación explícita con el arquetípico triunfador de nuestra sociedad moderna: el ejecutivo, permite aumentar el precio del menú habitual en un par de eurillos del ala. La verdad es que, bien pensado, ¿qué son dos euros más al día si a cambio nos transformamos en mileuristas VIP? A pesar de la gran ventaja que supone elevar el ego de la sociedad con este tipo de medidas, propongo algunos menús alternativos para perdedores confesos, ciudadanos objetivos (o simplemente terrícolas cabreados): 
  • menú mileurista
  • menú indignado
  • menú desempleado
  • menú hipotecado
  • menú perroflauta
Se admiten sugerencias...

LvB


¡Actúa en vez de suplicar. Sacrifícate sin esperanza de gloria ni recompensa! Si quieres conocer los milagros, hazlos tú antes. Sólo así podrá cumplirse tu peculiar destino. -

Ludwig van Beethoven

miércoles, 1 de junio de 2011

Conjunto vacío

De repente se replanteó su pasado. Comenzó a pensar en los sacrificios realizados, en los amigos a los que defraudó, en los éxitos y los fracasos, las conquistas, las decepciones, las ilusiones, las alegrías, el desasosiego ante la pérdida del amigo. El conjunto era un sinsentido, un conglomerado de vivencias, la mayor parte de ellas vacías de contenido, que corroboraban su idea sobre lo absurdo que resultaba vivir. El objetivo perseguido, e infelizmente alcanzado, había sido el bienestar, la vida cómoda, el dejar pasar el tiempo pensando en disfrutar con el consumo de placebos...¿y ahora? Sabía que era un ignorante, un cobarde incapaz de reaccionar: sólo le quedaba esperar, como al resto.

lunes, 4 de abril de 2011

V.O. sin subtítulos

El color elegido será el negro mate, sin brillos ni adornos. Grabado con cincel en el sólido monolito de granito se leerá "Odio las visitas". Morirá con la esperanza de que nadie le lleve un ramo de flores, de que sus familiares y amigos no pierdan un segundo de su vida para visitar a un despojo. Soñará con que los árboles le abracen suavemente con sus raíces dándole calor, mientras sus restos recompensan al frondoso vecino con el alimento que gradualmente extraen de su cuerpo. Añorará, incluso debajo de la tierra, sentirse útil para los que le rodean. Detestará que se celebre un funeral, que sobre él digan que era "amigo de sus amigos", o "buen padre", "un ejemplo para los que le rodeaban" o que "finalmente se arrepintió de sus pecados y abrazó la fe de la iglesia", principalmente porque todo serán burdas mentiras, como siempre sucede en los funerales.


miércoles, 16 de marzo de 2011

Cristo y el siglo XX

Me pregunto cómo habría reaccionado Cristo si hubiera renacido a finales del siglo XX. 
Probablemente le enfermaría observar cómo la iglesia que él creó a partir de unos cuantos don nadies repletos de ilusión y de fe, se vendió al poder económico, cómo llevó bajo palio a los tiranos para mantener su posición de privilegio, cómo se convirtió en un fósil de un paquidermo alimentado por el miedo. Detestaría que, en su nombre, se predicara la oración y la liturgia con una serie de consignas aprendidas de memoria, unas cuantas frases hechas que, entre el aburrimiento general, son masculladas con desgana por unos cuantos individuos desilusionados.
Tras sus primeros movimientos y manifestaciones sería tachado de terrorista, populista, demagogo y sería el objeto de la mofa pública por parte del aparato político y económico a través de sus prostituidas marionetas: los medios de comunicación. Su valentía y la defensa de la verdad le convertirían en un personaje incómodo, un antipatriota en cualquiera que fuera el país que le viera renacer. Tras ser vapuleado por los medios y sin ofrecer resistencia alguna, sería juzgado y condenado por clérigos y políticos. Unos días antes de su asesinato, cerraría los ojos, hablaría con su Padre y le diría entre lágrimas: "Padre, nada ha cambiado".

domingo, 20 de febrero de 2011

Prohibido

El matrimonio entre prohibir y legislar vive su edad dorada. Es un hecho tragicómico que desde que vivimos en la, así llamada por los políticos, "libertad", no nos hemos dedicado más que a prohibir: prohibido fumar (lo que no se ha prohibido es recaudar con los impuestos que gravan el tabaco), prohibido beber alcohol al aire libre, prohibido pasear a los perros desatados, prohibido aparcar enfrente de tu casa, prohibido pasar sin acreditación, prohibido comer en bañador en el chiringuito de playa, prohibido trabajar sin saber el idioma propio de la comunidad autónoma de turno, prohibido mostrar símbolos no constitucionales, prohibido cuestionar la democracia, prohibido organizar corridas de toros, prohibido cuestionar la monarquía (al mismo tiempo que se prohíbe cuestionar la desigualdad de los derechos entre los españoles) o la constitución, prohibido vender bollos en los colegios,... 
Legislar es la labor del legislador y si, en el actual marco reglamentario tal o cual actividad ya está legislada, aunque sea de forma correcta, ha de cambiarse para justificar la razón de ser de aquél (y su sueldo, como no podía ser menos). Este escenario lleva a situaciones grotescas, ya que el político de turno ha de superar su aburrimiento pergeñando nuevas prohibiciones. Esto es especialmente crítico en ministerios cosméticos, como igualdad y vivienda, o aquellos que se perpetúan sin necesidad, vacíos de contenido, por el traspaso de sus competencias a las comunidades autónomas. Pero ante estas dificultades el secretario de estado o director de área se viene arriba y acaba encontrando nuevos escenarios donde legislar y, por supuesto, donde imponer prohibiciones. Análogamente a lo que siente el pintor al ver su cuadro, o el arquitecto al inaugurar su edificio, el legislador goza con la nueva prohibición. - ¡Esto lo he prohibido yo! - piensa, mientras ve fumar en la calle a los sufridos contribuyentes que le pagan su sueldo, o mientras sus agentes velan celosamente por el control de sus recién estrenadas prohibiciones. Una vez que el engolado sujeto, asignado a dedo a un alto cargo como premio a su larga militancia en el partido, ve plasmadas en el BOE sus originales extravagancias, se llena de satisfacción al comprobar cómo traspasan el mundo de lo caricaturesco, de lo risible, rumbo al pomposo mundo de lo legal.

domingo, 13 de febrero de 2011

Excelencia compulsiva

El nuevo tópico político que se viene escuchando en los últimos tiempos es el del fomento de la excelencia. Los objetivos para los próximos años es dotar a los grupos de excelencia de medios para facilitar sus indudables posibilidades y liberar sus ataduras para dar rienda suelta a su talento. Estos grupos, minoritarios y hasta hace bien poco abandonados a su destino, en la mayor parte de los casos han conseguido salir adelante por sí mismos, remando contra corriente y superando graves dificultades estructurales.
La otra cara de la moneda es el mundo de los mortales, la clase media del conocimiento, la base de nuestra sociedad. Aquellos que han pasado por un sistema educativo generalista y que, con distinta suerte, han ido superando a duras penas las distintas fases de su formación o, en el peor de los casos, han ido quedando en el camino.
A estos últimos, el sistema les ha dado el mismo trato que a los primeros espadas, es decir, una patada en el culo, pero a diferencia de la élite intelectual, les ha sido más difícil progresar en su formación y, en definitiva, buscar una salida profesional eficaz. Este gran grupo que forma la clase media de la sociedad del conocimiento es la generación que forjará nuestro futuro. Los políticos seguirán haciéndose la foto con la élite y predicarán de forma farisea su apología de la excelencia sin considerar que donde está la clave del éxito es en la mejora de la educación básica y en la formación de una amplia comunidad de estudiantes de alto nivel, donde los outsiders y renegados tengan un papel complementario al conjunto.

jueves, 10 de febrero de 2011

El pastel del cumpleaños

Se acerca el día y me empiezo a sentir inquieto, como cada año. Muchos parecéis no comprender que me resulta indiferente superar un nuevo año. Ni me molesta ni me satisface llegar a la dichosa fecha, simplemente me resulta completamente intrascendente. Creo pensar que si me dejarais tranquilo, hasta me resultaría entrañable compartir la ilusión que mis hijos me transmiten al pensar que me alegro como ellos lo hacen, engañados por la llegada de la segura andanada de regalos familiares. Pero no será así: mis parientes cercanos, y los menos cercanos, me aniquilaréis con absurdas llamadas para demostrarme que no me olvidáis. A ninguno de vosotros os echaré en cara jamás que hayáis olvidado esa fatídica fecha, os lo aseguro. Nadie de vosotros leerá este texto, por lo que este llamamiento será estéril, pero al menos permite que me pueda desahogar clamando en el desierto... y, lo más importante, sin herir a nadie.

jueves, 13 de enero de 2011

Los paladines de la cultura

Maurizio Carlotti
Paolo Vasile
Isabel Linares
José Miguel Contreras
Santiago González

Quiero agradecer públicamente a estas importantes personalidades su tenaz, fructífera y encomiable labor por consolidar mi afición por la lectura. Gracias a ellos, he tenido un sólido acicate para leer obras maestras de la literatura y acceder a elevados pensamientos de mentes preclaras. Su oscura labor por motivarnos a apagar el televisor nos ha permitido a muchos disfrutar de autores como Zweig, Sebald, Bernard, Coetzee, Camus, Kafka, Böll, Oz, Salinger,... Mi llamamiento es que, por favor, perseveren en esta labor social que jamás ha conseguido realizar de manera tan eficaz ni el sistema educativo ni los llamamientos oficiales desde las altas instancias de la cultura nacional.

Muchas gracias, queridos amigos.