lunes, 19 de abril de 2010

Admirados despreciadores


Admiro a todos los que desprecian el éxito. A aquellos que se niegan a recibir premios, a entrar en la dinámica facilona de ser cómplice, por lo tanto, de los leitmotiv recurrentes de la tragicomedia circense de cada día.
Grigori Perelman, Coetzee, Salinger, Thomas Bernard, Van Morrison son, en cada una de sus disciplinas, auténticos ejemplos de que el triunfo personal no tiene que depender necesariamente del número de portadas o los minutos de televisión concedidos a los medios de propaganda (me permito liberar de tan bajo perfil a la palabra "comunicación"). A ninguno de estos admirables talentos les resulta necesario manifestarse de forma políticamente correcta, forzar una cínica sonrisa mientras recogen un mísero talón de las manos del político que aprovechará el momento para hacerse publicidad a su costa, ni utilizar prostituidas palabras como "progreso", "sostenible", "ecológico" o "democrático". Se lo pueden permitir, y a fe que lo hacen.
El último caso, sobresaliente por el mérito que le acompaña, es el del genio ruso de la matemática, Grigori Perelman. Tras su demostración de la conjetura de Poincaré, uno de los siete problemas matemáticos del mileno, fue premiado con la medalla fields, el galardón más importante para un matemático, que se negó a recibir en el congreso internacional de matemáticos, al que, como es natural, también se negó a asistir.
Posteriormente el instituto de matemáticas clay (escribo con minúsculas todas estas instituciones en honor a Perelman) le declaró "apto" para recibir el premio, económicamente jugoso, por resolver uno de los problemas del milenio. Resulta grotesco que un jurado compuesto de aprendices en comparación con Perelman se permita calificar a semejante personaje como "apto".
Actuando en coherencia con lo anterior se volvió a negar a recibirlo y declaró: No quiero estar en exposición como un animal en el zoológico. No soy un héroe de las matemáticas. Ni siquiera soy tan exitoso. Por eso no quiero que todo el mundo me esté mirando.

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